Fidel Herrera la publicitó
![]() •Riqueza de duartistas •Audirac la encubre Luis Velázquez /Escenarios Veracruz. 25 de Marzo de 2014,.-I La declaración patrimonial de los funcionarios públicos de Veracruz siempre la consideran un asunto de seguridad nacional. Desde antes de que los políticos sexenales rindan protesta como miembros del gabinete legal y ampliado, su declaración se determina reservada, confidencial y restringida. De acuerdo con la ley, la contraloría del gobierno del estado es la receptora de tales declaraciones. La ley misma otorga un plazo para que todos y cada uno de los llamados servidores públicos se confiesen en un papelito para entregarse al Contralor. Y, claro, mientras el documento se convierte en un secreto de Estado, el contralor, quizá también el jefe del poder ejecutivo, le echan un ojo, con lupa, a la declaración. Por eso es que ningún jefe máximo puede llamarse sorprendido cuando de pronto, como en el caso de Gabriel Spinoso y Gabriel Deantes, se vuelven nuevos ricos al cobijo, por supuesto, del poder. Y más porque según la ley, la Contraloría, la Secretaría de Finanzas y Planeación, el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, la Comisión de Vigilancia del Congreso y los auditores internos y externos, están facultados para dar seguimiento a la conducta ética y moral de los funcionarios. Y por eso mismo, el 11 de marzo, 2014, y en base a la ley de Transparencia y Acceso a la Información se formuló la siguiente solicitud al Contralor Mauricio Audirac Murillo, con el oficio número CG/UAIP/0076/2014. II Primero.- Una copia de la declaración patrimonial de todos y cada uno de los secretarios del gabinete del gobierno de Veracruz que, de acuerdo con la ley Orgánica del poder Ejecutivo, debe entregar cada funcionario público. La respuesta de la Jefa de la Unidad de Acceso a la Información Pública, Licenciada en Relaciones Industriales, Karina Alonso Ramírez fue la misma de la mayoría de los jefes de tales Unidades: La información está clasificada como confidencial. Y, por tanto, “no es posible acceder a la solicitud de información”. Y por si existiera alguna duda, Alonso Ramírez dice: “En términos del principio de máxima publicidad que rigen los actos de los sujetos obligados, hago de su conocimiento que podrá encontrar los Acuerdos de Clasificación de Información de Acceso Restringida en la ruta”… y a continuación la dirección cibernética. Claro, la licenciada Karina es amable y dice que pone “a su disposición el correo electrónico de la Unidad de Acceso”. Paradoja: “Sin otro particular, aprovecho la oportunidad para enviarle un cordial saludo”. Abrazo, pues, abracito. Bechito en la frente. III Una de las primeras acciones de Fidel Herrera como gobernador fue entregar su declaración patrimonial, no sólo a la Contraloría, también a los medios. En un ratito su declaración circulaba, incluso, en las redes sociales. Si fue creíble y/o inverosímil, es otro cantar. Ahí, cuando menos, existía un indicio. Es más, el presidente Enrique Peña Nieto también boletinó su declaración patrimonial. Y hasta en la internet. Y aun cuando afirmaba, por ejemplo, que algunos terrenos y residencias y departamentos le fueron obsequiadas y pocos, excepcionales mexicanos lo creyeron, también, mínimo, “cubrió el ojo al gato”. En contraparte, tres años con tres meses y 24 días después, ninguno de los contribuyentes de Veracruz que pagan impuestos conoce la declaración patrimonial del gabinete legal y ampliado del gobierno del estado ni tampoco, menos, de los 212 presidentes municipales, síndicos, regidores, funcionarios de confianza. Es decir, la opacidad absoluta. Sin que ninguna autoridad, ningún diputado local de los 50 busque la rendición de cuentas. IV Lo de menos, en el caso, es interpelar. Pero, de igual manera, la Contraloría a cargo de Mauricio Audirac Murillo, “El padrinito”, con fama pública de despachos contables que maneja a gusto, coleccionista de residencias y edificios, seguirá negándose a entregar una copia de la declaración patrimonial. Y es que, de plano, para eso le pagan y está en el cargo. Y más, mucho más, porque se siente protegido por la dueña de un periódico impreso, incluso, hasta con lazos familiares que mucho le ha de agradecer Raúl Gibb desde la eternidad. |