![]() Por Luis Velázquez Veracruz. 7 de Mayo de 2014.-Oh paradoja: “Las Patronas”, de Amatlán, las señoras que desde hace unos 20 años alimentan a los migrantes de América Central a su paso por el pueblo, son más conocidas y respetadas en el país y en el extranjero que en Veracruz. Incluso, se han filmado documentales y películas donde ellas son las protagonistas, mientras en Veracruz sólo sirven para la foto mediática que por unos minutos permite, digamos, acallar el remordimiento político y hasta eclesiástico. Es más, la Comisión Nacional de Derechos Humanos le ha rendido un homenaje en Los Pinos, mientras en el sexenio próspero la indiferencia, quizá hasta el menosprecio. Peor tantito: mientras unos universitarios del DF filmaron sus vidas, “Llévate mis amores”, en Veracruz, ni la Universidad Veracruzana ni tampoco alguna de las 242 universidades privadas las consideran; por el contrario, los alumnos de una de ellas se fueron a Chiapas a filmar a los indígenas ignorando que aquí hay siete regiones étnicas de norte a sur. Todavía más: han sido invitadas a platicar con alumnos de educación superior sobre su gran trabajo social, en tanto hasta el delegado federal del Instituto Nacional de Migración, José Tomás Carrillo Sánchez, dice que todas ellas son unas vividoras, como también llama vividores a José Alejandro Solalinde Guerra, fray Tomás y Rubén Figueroa. Más todavía: en tanto alumnos de universidades de otras entidades federativas han llegado a Amatlán para ofrecer su servicio social, ninguno de los rectores de las universidades de Veracruz mira hacia ellas. Por el contrario, tanto el Congreso local como la dirección de Atención a Migrantes, a cargo de Claudia Ramón Perea, sólo han caminado al pueblo para tomarse la foto y, de paso, regalar una que otra despensita y unos folletitos hablando, digamos, de los derechos humanos de los ilegales. Según el politólogo Carlos Ronzón Verónica, resulta inverosímil que la LXIII Legislatura haya otorgado la medalla Adolfo Ruiz Cortines a un reportero, mientras ningún diputado local, ni tampoco federal, mire a “Las Patronas” como candidatas a un reconocimiento, en ningún momento porque lo necesiten, sino porque se trata de enaltecer los más altos valores de la solidaridad humana. Ni hablar, una vez más queda comprobado: a) Nadie es profeta en su tierra. b) “Las Patronas” simbolizan el fracaso de la política migratoria de Veracruz que además de dar la espalda a los indocumentados de América Central, también a los migrantes de la tierra jarocha, y más aún si se considera que la economía local se sustenta en las remesas, por encima de las tres industrias básicas, a saber: la caña de azúcar, la cafeticultura y la citricultura. Y por eso mismo, como “Las Patronas” cubren un área social desatendido por el sexenio próspero, nadie las pela ni las considera ni toma cuenta en el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016, donde sólo unas cuatro veces aparece la palabra y el concepto “migrante”. ALENTAR LA SOLIDARIDAD HUMANA EN VERACRUZ ‘’Las Patronas’’ han ocupado reportajes y crónicas de la prensa defeña y de la prensa internacional, y de la edición en América Latina del periódico español “El país”. Tales medios han designados sus enviados especiales para contar la historia de todas ellas, cuyo único objetivo en la vida es alcanzar la plenitud solidaria con los más pobres entre los pobres, como son los migrantes (y los indígenas), quienes desempleados en sus países (y también en México y Veracruz), dejan a sus familias y sus pueblos, arriesgando la vida para buscar en el Estados Unidos un empleo digno que les permita la calidad de vida hogareña. Y, sin embargo, “Las Patronas” han sido canonizadas en el resto de la nación y del extranjero, menos en Veracruz, donde más allá de las fundaciones frívolas de los políticos más, mucho más ganarían, empezando por la paz de la conciencia social, si alentaran una fundación alrededor de “Las Patronas”. Y es que cada día, las señoras, todas amas de casa, todas esposas y/o parejas de campesinos y obreros, preparan todos los días (en la mañana, al mediodía y en la noche) más de 400 despensas en cada jornada alimenticia para obsequiar a los migrantes a su paso por Amatlán. Cierto, tienen el apoyo de uno que otro negocio; pero resulta insuficiente para la demanda, y más, porque los maquinistas de “La bestia” han optado por detener la marcha del ferrocarril de carga para que el mayor número de migrantes reciba su donativo alimenticio. Y por eso mismo, la gran solidaridad con todas ellas, pues en todos los casos se tratan de apoyos en productos alimenticios, en ningún momento dinero para, digamos, evitar malas interpretaciones, y/o en todo caso, tentaciones que a nada llevan y hasta sirven para sembrar la suspicacia y la perspicacia. Si el gobierno de Veracruz pusiera su granito de arena quizá el camino al Gólgota de “Las patronas”, y por añadidura, de los migrantes fuera atenuado, porque en automático significaría quizá, acaso, el apoyo de los ricos, los pudientes, los empresarios, los industriales, las 3 familias dueñas de más del 60 por ciento de la riqueza estatal. Y más, mucho más se lograría si en cada homilía, los sacerdotes y los 11 obispos y el arzobispo de Xalapa alentaran en la feligresía la caridad humana por los pobres entre los pobres, los indígenas, los campesinos, los migrantes. |
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Expediente 2014: “Las Patronas”
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